Amelia Goiry de la Hoz, La milagrosa de Cuba

pero que conviene recordar
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Amelia Goiry de la Hoz, La milagrosa de Cuba

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La leyenda de “La Milagrosa” de Cuba es quizás una las historias hecha mito popular y que a más de un siglo de los hechos no solo está muy vigente en Cuba sino en muchos países de Latinoamérica. Se trata de la bella historia de amor entre José Vicente Adot y Rabell y Amelia Goiry de la Hoz, una joven pareja cubana de finales del siglo XIX cuya relación amorosa idílica tuvo un abrupto e injusto final y que tras lo cual daría origen a una de las más grandes leyendas populares de Cuba, aún vigente a más de un siglo de los hechos, una leyenda en la que se conjugan la historia, la imaginación, el mito, la tradición, el ritual y lo espiritual.

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Amelia Goyri de la Hoz, fue una joven aristócrata nacida en la Habana el 29 de enero de 1877, hija de una familia de origen español acaudalada. Amelia Goiry de la Hoz se enamora de su primo José Vicente Adot y Rabell, como su amada también era hijo de españoles y pariente de Amelia (primo segundo) por el lado materno, sin embargo su familia no era ni remotamente rica (como la de Amelia) sino más bien modesta, a pesar de ello era un joven agraciado que queda prendado de su prima aunque ambos eran apenas unos niños cuando se conocen y se comienzan a enamorar, sin embargo la joven pareja no duda en hacer público su amor ante sus familiares al cumplir los trece años en la boda del hermano mayor de Amelia Goiry de la Hoz, que se realizó en los salones del palacio palacio del marqués de Balboa (1871), primera construcción privada en ocupar toda una manzana, siendo uno de los padrinos de la misma Eduardo Adot y López padre de José Vicente Adot y Rabell.

Al constatar la realidad, los padres de Amelia Goiry de la Hoz quienes pusieron un grito en el cielo ante aquella situación ya que, primero su hija siendo casi una niña no estaba aún lista para casarse o para tener novio y segundo porque aspiraban desposar a Amelia Goiry de la Hoz con un hombre de mejor posición social, sin embargo la joven Amelia Goiry de la Hoz se empeña en su amor por su amado y rehúsa a desistir de sus sentimientos, José Vicente Adot y Rabell tampoco desiste aunque es consciente de las razones del rechazo de sus parientes, pero cree que si Amelia y él persisten en su amor lograrían finalmente terminar juntos.

Varios años después José Vicente Adot y Rabell, como muchos jóvenes cubanos hijos de españoles decide partir a la manigua para unirse con las tropas mambisas y luchar por la independencia de Cuba, ante la angustia de Amelia Goiry de la Hoz por su suerte él le pide que no se preocupe, que él volverá de la guerra sano y salvo y que cuando lo hiciera pediría su mano en matrimonio; a pesar de todo el miedo y las angustias de Amelia Goiry de la Hoz y del largo tiempo que el joven pasaría en la guerra, José Vicente Adot y Rabell cumpliría su promesa y hacia 1900, 3 años después, logra regresar, ahora como capitán del Ejército Libertador. Con su nuevo estatus de héroe de guerra y posición como militar condecorado y bien visto en el ámbito castrense cubano finalmente José Vicente Adot y Rabell se siente con la suficiente autoridad y seguridad para solicitar formalmente la mano de su amada Amelia Goiry de la Hoz tras años de espera y de una relación in aceptada, para entonces la madre de Amelia Goiry de la Hoz hacía ya unos años que había fallecido, mientras que su padre se encontraba ya muy enfermo, sería la hermana mayor de Amelia, María Teresa Goiry de la Hoz, la hermana más cercana (aunque otras versiones se refieren a una tía de Amelia) y que se había hecho cargo de la joven luego de la muerte repentina de su madre, quién debería dar la aprobación para que los jóvenes enamorados pudiesen casarse, María Teresa Goiry de la Hoz al constatar el genuino amor de José Vicente Adot y Rabell por su hermana y la incondicional entrega de Amelia hacia el joven además de los años de relación en los cuales el amor de la joven pareja lejos de decaer solo crecía, decidió aprobarlo, el noviazgo finalmente fue aceptado. Amelia Goiry de la Hoz y José Vicente Adot y Rabell contraerían nupcias el 25 de Junio de 1900, contaban Amelia Goiry de Adot (apellido de casada) y José Vicente Adot y Rabell los 22 años, a los pocos meses la joven pareja rebosa de felicidad al descubrir que Amelia Goiry de Adot estaba embarazada de su primer bebé, lo que nadie, y menos Amelia Goiry de Adot y José Vicente Adot y Rabell imaginarían era que aquella felicidad acabaría en tragedia, a los 8 meses de embarazo Amelia Goiry de Adot comienza a sufrir de Preeclamsia (tensión muy alta durante el embarazo), los médicos hicieron todo lo posible para controlarle la tensión pero esta no cedía, la vida de la madre y el feto peligraban, a Amelia Goiry de Adot la llevan de urgencia al hospital y allí los médicos constatan que el bebé había muerto en el vientre, pero el estado de Amelia Goiry de Adot empeora, debían sacar a la criatura de inmediato ya como último recurso para salvar a la madre, el nonato resultó ser una niña, infortunadamente pese a todos los esfuerzos Amelia Goiry de Adot no se recuperaría y terminaría falleciendo a los 3 días, el día 3 de mayo de 1901, lo que significo el fin del mundo para José Vicente Adot y Rabell.

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Para el inconsolable viudo, la pérdida de su esposa Amelia Goiry de Adot y su hija fue el golpe más duro e insuperable de su vida, perdiendo a su mujer y a su pequeña niña, lo perdía todo. Su alegría, su felicidad, su vida, por lo que quedaría muy perturbado, sin comprender o creer cómo o por qué había terminado ocurriendo aquella desgracia. A Amelia Goiry de Adot por su rango familiar le correspondía ser enterrada en el panteón de su familia, pero José Vicente Adot y Rabell no lo permitió. En vida no les permitieron estar juntos por muchos años y en la muerte no iba a dejar que se la arrebataran, habló entonces con un buen amigo, Gaspar Betancourt y de la Peza que era dueño de una bóveda en la Necrópolis de Colón situada en el Noreste campo común no. 28, y le pidió enterrar a su amada Amelia Goiry de Adot en su propiedad, el amigo no vaciló ante esa triste petición y al día siguiente a Amelia Goiry de Adot se le dio sepultura en ese lugar, ella fue sepultada con su niña entre las piernas, según la costumbre española de la época, en que se les daba sepultura de esa forma a las madres fallecidas durante el alumbramiento.

Un patriota amigo autor de memorable obras como el Monumento al ingeniero cubano Francisco de Albear, o el monumento a los 8 estudiantes de medicina así como el José Martí que aun hoy adorna la plaza central se entera de la noticia y decide compensar esa tristeza con la alegría de regalarle una bella escultura de su amada esposa. Su nombre era José Vilalta Saavedra, uno de los mejores escultores que haya tenido nuestro país.

Jose Vilalta residía entonces en Italia y le solicita a José Vicente Adot y Rabell una foto para esculpirle una estatua a Amelia, éste accede y envía la foto de la boda, Vilalta termina el conjunto escultórico en el año 1909 y lo entrega personalmente, colocándole encima del osario de la bóveda. ¡ Que mejor que la maternidad como fuente de inspiración para esculpir dicha escultura !

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El fue muy cuidadoso con los detalles al esculpirla, se puede apreciar que la misma lleva una túnica femenina propia de la época, de maternidad, de mármol blanco de las canteras de Carrará en Italia, asimismo sostiene en su brazo izquierdo una criatura cuyo mentón reposa sobre su pecho y el brazo derecho lo apoya a una inmensa cruz que tiene un gran significado; Amelia Goiry de Adot muere el 3 de mayo, día de la Santísima Cruz.

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José Vicente Adot y Rabell, en una muestra de su gran amor, respeto y caballerosidad le visita a partir del día siguiente del entierro de Amelia Goiry de Adot y hasta el día de su propia muerte, él vestido de negro, la visitara 2 veces al día, todos los días para “conversar” con su esposa, a quien no creía fallecida sino dormida, por ello luego de llenar el sepulcro de flores frescas él “despertaba” a su mujer tocando una de las cuatro argollas de la tapa de la bóveda en donde Amelia Goiry de Adot yacía sepultada, siempre era la argolla superior izquierda aquella que se encontraba más cerca del ‘corazón de Amelia’, “despierta mi Amelia”; se le escuchaba decir con una mezcla de ternura y tristeza, tras “despertarla” se paraba frente a la sepultura o a veces se sentaba a su lado y allí permanecía largo tiempo hablando con su esposa muerta hasta que llegado el momento de irse él se ponía el sombrero sobre el pecho y caminaba hacia atrás, alejándose lentamente, cabizbajo, sin darle la espalda a la tumba, argumentando “A una dama no se le debe dar la espalda y menos a mi amada Amelia”.

Y así comenzó el rumor, uno se lo dijo a un amigo, éste se lo dijo a otro y así lo que empezó como una historia de amor particular de un hombre hacia su mujer, se transformó en el amor de un pueblo hacia una mujer, hacia el símbolo de la maternidad, hacia un símbolo del amor eterno. La gente comenzó a otorgarle poderes sobrenaturales a la bella escultura, la veían como la protectora de las mujeres embarazadas, de los niños y de todo aquel que acudiera con un problema y se lo contara a la bella Amelia.

José Vicente Adot y Rabell trató de impedir aquel clamor popular. Era él su amor, era el único que debía acudir y estar junto a ella, era él quien cada día cambiaría sus flores, hasta quiso pagarle a un guarda-jurado para que le cuidase el lugar con el propósito de que nadie le colocara una flor que no fueran las de él, pero fracasó en su empeño, incluso mandó a grabar una plaquita que decía lo siguiente: Prohibido poner flores en este Panteón, pensó que con eso le daría solución a su gran problema, días más tarde la plaquita fue borrada y cada día las flores, aparte de las suyas propias eran renovadas día a día, mes a mes; la gente principalmente las madres acudían a verla, comenzaron a llamarla "La Milagrosa", naciendo así el culto popular espontáneo que todavía se mantiene.

El 3 de diciembre de 1914 al cumplir Amelia Goiry de Adot 13 años muerta, muere el padre de José Vicente Adot y Rabell y como ya él era dueño de esa bóveda decide enterrarlo junto a su Amelia. Cuenta la leyenda que al abrir la sepultura, José Vicente Adot y Rabell quiso ver a su amada Amelia por última vez. Y cuentan que Amelia estaba intacta y que la criatura que se le había colocado entre sus piernas, descansaba ahora apoyada sobre su brazo izquierdo, de igual modo al que José Vilalta Saavedra las imaginó al modelar la escultura de madre e hija.

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José Vicente Adot y Rabell continuó dos veces al día todos los días una conversación que solo se interrumpió el 24 de enero de 1941 cuando en su lecho de muerte, y con el retrato de su amada en brazos exclamó antes de desfallecer:
" Ya puedo ir para siempre con mi amada Amelia" y fuera sepultado a lado de su amada Amelia.

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Debemos hacer notar que tiempo después desapareció de la tumba de los esposos Adot la argolla Izquierda, aquella que José Vicente Adot y Rabell usaba para "despertar" a su amada, hoy los fieles a este fiel amor aún después de la muerte, continúan tocando las tres argollas restantes siguiendo la tradición que comenzó José

Lo que inicialmente se inició como un rumor basado en una historia de amor particular de un hombre hacia su mujer se transformó con el tiempo en el amor de un pueblo a una mujer que convirtieron en símbolo de la maternidad y del amor eterno. Los cubanos comenzaron a atribuirle a Amelia “La Milagrosa”, poderes sobrenaturales, la comenzaron a ver como protectora de las mujeres embarazadas y de los niños y de todo aquel que acudiera con un problema. Pero más allá de eso lo cierto es que la tumba de “La Milagrosa” como ya se le conoce oficial y popularmente es sin lugar a dudas el sepulcro más visitado y famoso del cementerio Colón y la fama de La Milagrosa como santa popular hace mucho que se hizo internacional pues se dice que la tumba recibe visitantes no solo de Cuba, sino también en México, Chile, Argentina, Venezuela, España, Italia, Francia y Alemania.

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En la actualidad, la tumba de La Milagrosa es cuidada y mantenida constantemente por devotos que la mantienen limpia y arreglada, el sepulcro además siempre está rebosante de flores de sus fieles, docenas de placas con mensajes de agradecimiento yacen alrededor del sepulcro, todas como pago por parte de devotos por “favores” concedidos por La Milagrosa, es tal el fervor que “La Milagrosa” genera en sus fieles que le han llegado a pedir a la iglesia Católica que la canonicen como una verdadera santa, aunque el culto a “La Milagrosa” es tolerado por la iglesia en Cuba, fue proscrito por el ateo régimen Castrista durante muchos años, pero la devoción del pueblo cubano pudo más y se mantuvo incólume pese a los intentos de suprimirlo.

Tomado y modificado de:https://alixann.wordpress.com/2014/03/2 ... s-parte-2/


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Ulises
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Re: Amelia Goiry de la Hoz, La milagrosa de Cuba

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Excelente aporte Historiador, un detalle sobre José Vilalta Saavedra, fue un mulato escultor que se dio a conocer tras ganar un concurso para erigir una escultura a los 8 estudiantes de medicinas vilmente fusilados en 1871, así mismo la obra que hizo al ingeniero Albear fue tan exquisita y tan magnifica para la época que las autoridades españolas, emocionadas por la obra le obsequiaron un reloj de oro que luego Vilalta vendió y entrego dicho importe a las huestes mambisas que peleaban contra el colonialismo español.

Para un atisbo mas sobre este INMENSO artista, patriota y ser humano la licitación para la construcción del monumento a José Martí fue pública pero no recaudó los importes necesarios para la construcción de dicho monumento, por lo que José Vilalta Saavedra utilizó sus ahorros y pertenencias para la ejecución de dicha obra. Con el nacimiento de la república, el gobierno del Presidente Tomás Estrada Palma le negó toda ayuda e incluso un cargo público a pesar de que había representado a la república en armas en Italia.

Con el paso del tiempo, enfermó y regresó a Italia donde murió pobre y en el olvido

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José Vilalta Saavedra
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railgun
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Re: Amelia Goiry de la Hoz, La milagrosa de Cuba

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Jo'er que historia tan bella, mucho escuche sobre Amelia la milagrosa, sobre todo las madres que perdian un Hijo o que no habian podido salir embarazadas iban a la tumba de Amelia para suplicar o pedir.
amor mas alla de la muerte,
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